El cambio climático es inequívoco y afecta inevitablemente a los países insulares, por lo que el cuidado y conservación de los manglares reviste vital importancia para la sostenibilidad de los municipios costeros.
Así lo afirman Yanet Cruz Portorreal y Ofelia Pérez Montero, ambas investigadoras del Centro de Estudios Multidisciplinarios de Zonas Costeras, de la Universidad de Oriente, quienes realizaron una evaluación de impactos a la salud del manglar en el municipio de Guamá, en Santiago de Cuba, que hacemos público en nuestra página a propósito de celebrarse el Día Internacional de la defensa
del Ecosistema Manglar.
Los manglares son una importante barrera natural de protección para la población costera y un excelente espacio de reproducción de las especies marinas. Sin embargo, la pérdida de estos ecosistemas es acelerada debido a la explotación y uso irracional de los espacios y recursos costeros.
De acuerdo con los datos aportados por Cruz Portorreal
y Pérez Montero, los manglares en el archipiélago cubano son considerados como humedales costeros de elevada fragilidad y relevancia especial, y representan el 5,1% de la superficie del país, con desigual distribución y extensión entre las cuencas de las vertientes norte y sur del archipiélago.
Particularmente en la región suroriental de Cuba, donde las condiciones hidroclimáticas se caracterizan por un marcado estrés hídrico durante todo el año, las extensiones de los manglares son menores que hacia el occidente y centro del país, afirman las expertas, y la provincia Santiago de Cuba posee dos municipios costeros con un total de 281,8 kilómetros de litoral y aproximadamente 437 hectáreas de manglar, distribuidas a lo largo de la costa en forma de parches.
La investigación de campo realizada en el municipio de Guamá, que cuenta con 151.6 km de costa y presenta extensiones considerables de mangle, permitió reconocer que sólo se ha estudiado su importancia como refugio para aves migratorias con el registro de 69 especies pertenecientes a 16 familias, de las cuales 47 especies son consideradas como residentes permanentes
invernales y transeúntes, y tres, como raras transeúntes en Cuba.
Así mismo comentan que la explotación de sus recursos y los cambios de uso del suelo han reducido el área espacial que ocupaban anteriormente, sin referir la cifra de la cobertura perdida, por lo que caracterizar el estado de salud de los manglares en dicho municipio costero y los conflictos de uso que se
generan en el mismo, permiten incidir en acciones que minimicen la vulnerabilidad de los asentamientos costeros y de los parches de manglar como recurso.
Es por ello que dentro de los principales resultados arrojados por la investigación, sobresale la identificación y caracterización de 14 tensores ambientales; de ellos el 85% son de origen
antrópico, específicamente relacionados con el desarrollo socioeconómico, y el 15% relacionados con eventos naturales tales como los fenómenos hidrometeorológicos extremos.
De manera general la salud del ecosistema en el municipio Guamá es baja, según valoraron Cruz Portorreal y Pérez Montero, a pesar de lo cual mantienen
los servicios ambientales, y los tensores ambientales más relevantes de acuerdo con su intensidad y el número de manglares afectados son: la carretera, el avance de la frontera agrícola, la ganadería, la extracción de madera y la tala furtiva.
Toca a la población que habita allí y a las autoridades pertinentes, el cuidado y conservación de tan importante barrera natural: los manglares