Preservar arrecifes coralinos resilientes y conectados para el mundo: una responsabilidad del Corredor Biológico en el Caribe
Los arrecifes de coral constituyen uno de los ecosistemas más importantes para las regiones costeras e insulares tropicales, pues soportan actividades económicas clave como el turismo y la pesca, al tiempo que constituyen una protección natural efectiva para las costas, pues atenúan los impactos de las olas durante las tormentas tropicales. Estos ecosistemas, considerados entre más productivos del océano, se encuentran amenazados por presiones derivadas del desarrollo, y en los últimos años se incrementa su deterioro por los efectos del cambio climático, lo que ha incrementado el interés y la preocupación por su conservación efectiva a largo plazo. Para ello, los arrecifes resilientes son claves.
Una investigación realizada por un equipo multidisciplinario de científicos procedentes de 21 instituciones de Australia, Canadá, Italia, Kenia, Reino Unido, Taiwán y los Estado Unidos ha identificado un conjunto de 50 unidades bioclimáticas a lo ancho del mundo donde se maximiza la posibilidad de que los arrecifes de coral puedan conservarse a pesar del riesgo que les impone el cambio climático. La investigación, publicada a fines de 2018 en la revista Conservation Letters (DOI: 10.1111/conl.12587), utilizó un método de optimización conocido cómo Teoría Moderna de Carteras (Modern Portfolio Theory o MPT) que permitió evaluar 30 indicadores relevantes para la ecología de los arrecifes de coral agrupados en 5 temáticas generales: Condiciones térmicas históricas (1985–2017), Condiciones térmicas previstas para el futuro, Conectividad y asentamiento de larvas, daño de huracanes, y condiciones térmicas recientes.
Los resultados obtenidos por este equipo científico muestran que los arrecifes de las Antillas Mayores, y en particular los del este de Cuba y los de La Española, se hayan entre las cinco regiones arrecifales con mayores posibilidades de sobrevivir al Cambio Climático, por lo que en ellos se deberían concentrar los esfuerzos de conservación. En otras palabras, invertir significativamente en la supervivencia de los arrecifes de coral en estas zonas, mejora la probabilidad de éxito en la conservación.
Se estima que en el Caribe hay 43 millones de personas que viven a menos de 30 km de algún arrecife y que estos ecosistemas brindaban ya en el año 2000 bienes y servicios con un valor económico neto anual de en entre US $ 3.100 millones y US $ 4.600 millones (World Resource Institute, Reef at Risk in the Caribbean 2004). Sin embargo, más del 75 por ciento de los arrecifes en el Caribe se consideran amenazados, con más del 30 por ciento en las categorías de amenazas altas y muy altas (World Resource Institute, Reef at risk revisited 2011).
El estudio sobre la resiliencia de los arrecifes llega justo a tiempo, ahora que el CBC está sumido en el proceso de decidir cuáles son las prioridades de conservación en su ámbito geográfico, y subraya la enorme responsabilidad que tienen los países de nuestra región para con la sostenibilidad de los océanos del mundo.