Desde que en 1945 se llevó a cabo el primer ensayo nuclear, se han realizado miles de pruebas de este tipo, sin prestar mucha atención a sus efectos devastadores sobre la vida humana. Menos aún se ha estudiado la precipitación radiactiva derivada de los ensayos atmosféricos.
Tanto la reflexión retrospectiva como la historia han mostrado los efectos trágicos y aterradores de los ensayos nucleares, especialmente cuando se producen fallos en las condiciones controladas y más aún teniendo en cuenta que las armas atómicas contemporáneas son cada vez más poderosas y destructivas.
Con el objetivo de captar la atención del mundo sobre la gravedad de este asunto y poner de relieve la necesidad de una acción unificada, el 2 de diciembre de 2009, la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el 29 de agosto Día Internacional contra los Ensayos Nucleares,
El Día tiene por objeto alentar a las Naciones Unidas, los Estados Miembros, las organizaciones intergubernamentales y no gubernamentales, las instituciones académicas, las redes de juventud y los medios de difusión social a que informen de la necesidad de prohibir los ensayos de armas nucleares, como un paso importante hacia el logro de un mundo más seguro, y a que eduquen y sensibilicen al público al respecto.